Durante la ceremonia, nos llevaron los anillos. Primero mi marido me puso el anillo, y luego yo, con un gesto súper elegante, saco la sortija de su cajita y empiezo a ponérsela al dedo de mi esposo. ¡Pero no le quedaba! Llegó hasta la midad y se atoró: resultó de tamaño más pequeño. En pánico, bajo las miradas de todo el mundo, en un momento tan emocionante estaba intentando insertar este estúpido anillo en su dedo. Hasta intenté con el meñique: ¡no entró! Al final, con un esfuerzo enorme, logré ponerle la sortija en el dedo anular como se debe. En el video de la boda se puede ver con detalle el proceso de cómo intentaba "anillar" a mi esposo.
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