El matrimonio de Javier y Mayra en Magdalena del Mar, Lima
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J&M
03 Mar, 2018La crónica de nuestro matrimonio
Me encontraba redactando mis votos matrimoniales en mi laptop y de pronto mi mirada se desvió a la esquina inferior derecha de la pantalla de mi laptop. ¡El día había llegado! Era el sábado 03 de marzo del 2018 a las 00:00 horas. De inmediato tomé mi celular e ingresé a la aplicación de matrimonio.com.pe y vi el tan ansiado mensaje de "Felizmente Casados", tomé un screenshot y se lo envié a mi novio diciéndole lo mucho que lo amaba y que estábamos a sólo horas de ser esposos. Respondió con un tierno mensaje lleno de amor y emoción y continuamos culminando algunos pendientes de nuestra boda. Dio la 01:00 a.m., las 02:00 a.m., ¡las 04:00 a.m.! y no conseguía terminar con lo que me faltaba así que opté por dejarlo de lado y descansar para continuar en unas horas.
Llegué a mi habitación y contemplaba ese espacio al que pronto le diría adiós, me sentía muy nostálgica. Me eché en la cama e intenté conciliar el sueño, pero no lo conseguía. Lo último que recuerdo fue ver mi anillo de compromiso y cerrar mis ojos.
Seguir leyendo »De pronto ¡la alarma sonó! era las 07:30 a.m. y mi día empezaba con un listado de cosas por hacer. Me di un baño, me puse ropa cómoda y desayuné algo ligero. Moría de sueño aún pues había dormido muy poco. A continuación, mi mamá y yo nos dirigimos al hotel para dejar nuestras cosas. En el camino mi novio me escribía preguntándome dónde iba y que él ya había llegado a arreglarse.
Dejamos las cosas en el hotel y corrimos hacia el estudio de la maquilladora donde ya casi terminaban de arreglar a mi novio. Saludó a mi mamá y se despidió dándome un beso y diciéndome "nos vemos en la iglesia" (me puse nerviosa).
Durante nuestro arreglo, conversé muy poco pues estaba muy cansada y aprovechaba en relajarme y dormitar. Ale, mi maquilladora y Jessi la peinadora se pusieron a conversarnos a mi mamá y a mí para alejar los nervios y disfrutar del proceso de arreglarnos. Finalizamos cerca a las 4:00 p.m., me miré al espejo y me sentí tan feliz, ¡toda una princesa! Nos despedimos y pedí un taxi para irnos de regreso al hotel donde nos daría el alcance Elvia, la wedding planner y Cynthia, la fotógrafa.
Llegamos y nos pusimos nuestras batas para estar listas para la sesión, Elvia llegó con el bouquet principal, el de lanzar y los boutonnieres y corsages. A los pocos minutos llegó Cynthia e iniciamos con la sesión de fotos con mi mamá. Mi papá y hermano se encontraban en camino. Finalizó la sesión en bata con mi mamá y procedí a ponerme mi vestido de novia con ayuda de Elvia. Al verme al espejo quedé más feliz aún, mi look estaba completo y fue mejor de lo que esperaba. Continuamos con las fotos con mi mamá, pero ya arregladas y luego bajamos al lobby para las tomas con mi papá y hermano que ya habían llegado.
Fotos iban y venían y me sentía muy feliz y expectante por lo que vendría, me preguntaba cómo le estaría yendo a mi novio en su sesión y si ya habría salido rumbo a la iglesia. Hasta que me indicaron que ya era hora de partir a la iglesia, mi corazón se aceleró a mil. El auto que nos recogió estaba bellamente decorado, mi papá y yo subimos junto con la wedding planner y mi mamá y hermano fueron en taxi a la iglesia que felizmente se encontraba a tan sólo 10 minutos.
Nos estacionamos cerca de la iglesia y nos pusimos a esperar, mi wedding planner me indicó que todos ya estaban y sólo faltaba el encargado del matrimonio civil (me puse ansiosa) pero a los pocos minutos llegó y nos dijeron que ya podíamos ir a la iglesia. El auto arrancó, avanzó unas pocas cuadras y ya estábamos frente a la entrada de la iglesia. Mi papá me ayudó a bajar e iniciamos el ingreso, me dijo: "sonríe y camina derecha" y así lo hice. A la primera persona que vi desde la puerta fue a mi amado quien me brindó una hermosa sonrisa y gesto de emoción al verme tan bella (según me reveló después).
Mientras caminaba por el pasillo no dejaba de escuchar: "Viva", "Qué hermosa" y sentir los aplausos y flashes de cámaras. Es tanto por describir pues miles de recuerdos vienen a mi mente de cada instante.
Mi papá me dio un beso y entregó a mi futuro esposo y dio inicio a la ceremonia civil. El encargado leyó los deberes y derechos que debemos cumplir como esposos y procedió a realizarnos las preguntas de rigor primero a mi novio y luego a mí. Ambos dijimos un "Sí, acepto" rotundo y nos declararon esposos mientras luego nos hacían firmar a nosotros y a nuestros testigos.
A continuación, empezó la ceremonia religiosa que estuvo bella de principio a fin. Cada canción la cantamos con fuerza para que nuestro Dios pueda escucharla hasta el cielo. ¡Había tanto que agradecer! Luego, inició el mensaje del pastor quien recalcó la importancia del amor, respeto y perdón en un futuro matrimonio. Acto seguido nos pidió leer nuestros votos. Mi esposo dio los votos más bellos que he escuchado en mi vida y me hizo emocionar muchísimo (derrame algunas lágrimas y a él se le quebró la voz mientras los leía). Para mi mala suerte, olvidé imprimir mis votos pero los tenía grabados de memoria pues los estuve practicando; sin embargo, tuve que hacer el ademán de leerlos para no pasar roche. Debo confesar que en una parte no se me entendió pues estaba demasiado emocionada con lo dicho por mi esposo.
Recibimos la bendición e hicimos la entrega de aros, procedimos a firmar junto a nuestros testigos y finalmente el pastor puso su firma. Luego decidimos realizar el ritual de las velas (dos velas separadas uniéndose en una sola) mientras el pastor explicaba que habíamos dejado de ser dos y ahora éramos uno. Nos declaró esposos ante Dios e iniciaron las fotos en el altar. Mi corazón no podía más de tanta emoción y alegría que sentía.
Salimos de la iglesia en compañía de nuestros padres y continuaron las fotos. Nos dirigimos al auto que nos llevaría a nuestro paseo y brindamos por nuestra unión. Durante nuestro paseo, varias personas nos felicitaron y brindaron sus buenos deseos. Corrimos algo con la sesión pues no queríamos demorar para poder disfrutar de la fiesta. Sin embargo, en el camino de regreso, ¡el auto no arrancó más! Después de minutos de tensión decidimos regresar en un taxi a la recepción. Llegamos y nos dio un ataque de nervios pues tendríamos que realizar nuestro primer baile y había nervios de olvidarnos todo.
Ingresamos al salón y las palmas y hurras no dejaban de sonar, nos sentíamos felices de ver los rostros de familiares y amigos a quienes queremos muchísimo. ¡Sin ellos no habría sido lo mismo! Iniciamos nuestro baile y justo en la mitad, mi esposo se confundió en un pasito, pero supimos improvisar. Terminamos el baile con un beso y los chisperos decorando la escena final. ¡Fue mágico! Continuó el programa: palabras de agradecimiento de nuestros padres, nuestras y brindis de honor. Luego pasamos mesa por mesa para las fotos y saludos respectivos. Fue increíble ver cuánto cariño nos transmitían nuestros invitados, nos sentíamos felices de ver un rostro conocido y tener a cada persona con nosotros. No dejaba de escuchar comentarios como "Qué hermosa estás" y "Qué radiantes y felices se les ve", sonreía aún más.
Terminamos con las mesas y apenas nos dio tiempo de tomarnos las últimas fotos en la fotocabina y luego empezamos a cenar. A continuación, vino la parte de la entrega del bouquet (¡sí! lo entregué a mi prima hermana quien es la hermana que nunca tuve), fue un momento emocionante y ella se quebró de emoción. Luego mi esposo continuó con tirar la caja de whisky vacía y el afortunado fue uno de sus mejores amigos.
Arrancamos la fiesta con una coreografía grupal que ensayamos hasta el cansancio y nos divertimos un montón. Después de la coreografía, inició la presentación del grupo musical "Los Mirlos" quienes hicieron bailar a todos. Finalizado el show de una hora, inició la hora loca con temática de "Nubeluz" que fue un éxito pues todos disfrutaron a morir de las ocurrencias del gran cono.
Terminó la hora loca y continuaron las fotos finales, luego de ello, siguió la fiesta con música noventera mezclada con los hits del momento. Disfrutábamos de los últimos momentos de la fiesta mientras nos despedíamos de algunos familiares y amigos.
Llegó la hora de cierre del local y tuvimos que retirarnos rumbo a nuestra noche de bodas.
Sin duda cada momento lo llevo grabado en mi corazón, fue un día inolvidable y me encontraba súper feliz al lado de mi esposo. Agradecidos con Dios por permitirnos disfrutar cada momento que, aunque se pasó demasiado rápido, será recordado como el mejor día de nuestras vidas.
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