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Matrimonio

Estas son las características de las relaciones tormentosas y cómo detectarlas

En ocasiones ver el mundo desde diferentes perspectivas en la relación de pareja, puede interponerse ante la tranquilidad y el bienestar de la misma, llevándola a un entorno tóxico y una convivencia tormentosa.

pareja triste sentada en un sofá

pareja triste sentada en un sofá

Mantener una relación de pareja, en general no es tarea sencilla debido a que dos personas con modos de ver el mundo de forma distinta, hábitos, rutinas e historias de vida diferentes se esfuerzan por entenderse y llevar la relación adelante. Si embargo, a pesar de las buenas intenciones y sentimientos presentes, esto resulta insuficiente para lograrlo ya que existen variables que podrían transformar a una relación en tóxica.

Para hablar de una relación tormentosa, primero es importante analizar a las personas que la conforman, ya que ninguna relación se vuelve disfuncional de la nada y en automático. A continuación, presentamos algunas de las características de personalidad que predisponen a establecer una relación tormentosa y que a su vez sirven para detectarla.

pareja triste que juega con una consolle

  • Baja autoestima
  • Dificultad para ponerse en el lugar del otro y entender su posición, esto principalmente asociado a que no saben cómo hacerlo y están acostumbrados a estar más centrados en sí mismos.
  • Tendencia al resentimiento asociado a la idea de que la otra parte ha generado un daño y debe “saber y pagar” por lo que ha hecho, existiendo la dificultad de considerar la posibilidad que tal vez el daño se dio de forma involuntaria y que si se le dice explícitamente la otra persona puede reparar dicho daño.
  • Gran dificultad para reparar el daño que su comportamiento puede haber ocasionado a la pareja.
  • Problemas para ser reparados, es decir a pesar de que la pareja pide disculpas de forma verbal y/o con acciones, a la persona lastimada le cuesta aceptarlo y es como si se quedara fijada/o en el dolor y no en la solución.

pareja triste sentada en un sofá

  • Inestabilidad en las emociones.
  • Impulsividad, que se puede transformar en conductas agresivas y violentas.
  • Tendencia a la sumisión y complacencia, relegando sus propias necesidades y dando prioridad a las de su pareja.
  • Creencia de que no puede confiar en la pareja (porque eso podría ponerla/o en posición vulnerable frente al otro y por lo tanto aumenta la probabilidad de resultar lastimado/a), por lo que debe constatar cada cosa que dice y hace, lo cual se traduce en celos, los mismos que pueden ser patológicos a pesar de no existir evidencia real de sus dudas.
  • Necesidad de tener apoyo constante de personas significativas, por lo que espera que su pareja esté siempre disponible para apoyarlo/a, y cuando esto no ocurre, a pesar de existir razones válidas y justificadas, sienten que están siendo desamparados/as, pudiendo tornarse sensibles y pasivos, explosivos y demandantes o ambas polaridades.
  • Historias familiares disfuncionales, en las cuales, desde etapas tempranas, las personas incorporaron al conflicto como normal y hasta sinónimo de afecto.

mujer que se cubre los ojos con las manos

Estas características nos llevan a relaciones con las siguientes dinámicas:

  • Discusiones frecuentes.
  • Terminadas y regresadas.
  • Infidelidad reiterada.
  • Estancamiento de ambas partes en las otras áreas de su vida.
  • Si son padres, generan un entorno tóxico para sus hijos, aumentando la posibilidad de que la historia se repita.
  • Estados depresivos y ansiosos en uno o ambos integrantes de la pareja.
  • Agresiones físicas.
  • Problemas económicos.
  • Aislamiento social, entre otros.

pareja que se da la mano en un bosque otoñal

Es importante señalar que las características personales antes descritas, en su mayoría surgieron de familias donde los padres (que son las primeras parejas que conocemos desde que nacemos) tenían un vínculo tormentoso, provocando en los hijos: miedo, inseguridad, pobre autoconcepto, impulsividad, inestabilidad, sumisión y principalmente provocó que se vuelva como parte normal de toda relación lo tóxico y conflictivo.

No obstante, a pesar de esta situación, también es importante señalar que las personas no estamos condenadas a perpetuar lo que nuestros padres y/o cuidadores hicieron, y que podemos elegir cosas y personas diferentes para nuestras vidas.

pareja que se abraza en un campo

Si queremos hacer uso de esta libertad, en primer lugar, debemos ser CONSCIENTES y reconocer si uno mismo o su pareja tiene alguna/s de las características señaladas en este artículo para tomar alguna medida al respecto. Algunas de estas medidas pueden ser:

  • Trabajar en nosotros mismos y hacernos cargo de nuestras propias falencias.
  • Evaluar si conviene continuar la relación, a pesar del miedo o confusión que se pueda tener.
  • Fortalecer nuestros vínculos con amigos y seres queridos, ya que ellos son la principal fuente de soporte en caso algo malo nos esté ocurriendo.
  • Denunciar si la relación tormentosa llegó a conductas violentas.
  • Solicitar ayuda profesional de forma individual o de pareja.

Cualquier decisión que se tome al respecto, debe ser algo diferente a lo que se ha venido intentando, porque, si se repite la misma fórmula una y otra vez, no podemos esperar resultados diferentes. También te puede interesar leer:

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